Esta especie es muy distintiva, con atractivas marcas rojas en la cabeza y en la cola. Con esta coloración, la serpiente advierte lo peligrosa que es. Su veneno neurotóxico rápidamente puede provocar la muerte de una persona, a menos que se aplique suero antiofídico adecuado. Sin embargo, por el pequeño tamaño de su boca, los accidentes de envenenamientos con esta especie son relativamente raros y suceden sobre todo cuando se meten los dedos entre hojas secas o madera muerta. La rabo de ají vive bajo el suelo y en la hojarasca, donde caza otras serpientes, de las cuales se alimenta.
Distribución: Costa Rica hasta Perú. En Colombia presente sobre todo en el occidente del país, en regiones montañosas o cerca de ellas, desde el nivel del mar hasta 2700 m de elevación.