Los ecosistemas de la finca El Cerro - 2

Estos días estoy escribiendo la información que he ido recopilando en las últimas 3 décadas sobre los ecosistemas y especies presentes en la finca El Cerro. En la finca hay 5 ecosistemas principales:

1) Matorral-rosetal del cañón
2) Bosque húmedo y maduro de la quebrada alta
3) Bosque semihúmedo de encenillos de las laderas altas
4) Bosque joven de las laderas bajas
5) Pastizales y áreas abiertas alrededor de la casa y huerto

Voy a ir publicando, en forma sucesiva, la descripción de cada uno de estos ecosistemas. Continúo pues con la descripción del bosque más húmedo y maduro de la finca.

BOSQUE HÚMEDO Y MADURO DE LA QUEBRADA ALTA
Ésta es una de las áreas más interesantes de la finca y del municipio de Subachoque, con una flora que a veces recuerda más la de montañas húmedas de los Cerros Orientales de Bogotá o los bosques nublados que hay en las laderas altas de los vecinos municipios de Pacho, Supatá y San Francisco. A pesar de que la precipitación promedio de la finca no excede los 1000 mm (haciendo que el clima de la finca califique como semihúmedo), la humedad que se levanta de la quebrada y la protección y la sombra producidas por las paredes del cañón que se levanta sobre esta área, hacen que su vegetación se asemeje a la de áreas de las cordilleras donde llueve mucho más.

La quebrada de la finca es apenas un hilo de agua, permanente, que se reduce ampliamente durante las temporadas de sequía y que puede crecer mucho cuando llueve en abundancia. En esta área, donde la quebrada está naciendo, su curso a veces desaparece bajo las piedras y la hojarasca que pueblan en suelo del bosque. En algunos lugares, la quebrada forma pequeñas pozas y también hay algunas caídas de agua, de hasta 5 m de altura.

El bosque más desarrollado que se encuentra en este sector tiene árboles que alcanzan hasta 15-17 m de altura, con diámetros de hasta 40-80 cm. Las especies más notables incluyen encenillo (Weinmannia tomentosa), aguacatillo (Persea mutisii), susca (Ocotea calophylla), chuguacá u hojiancho (Hieronyma rufa), tuno roso (Axinaea macrophylla), pino hayuelo (Prumnopitys montana), ruache (Prunus buxifolia), gaque (Clusia elliptica), arrayan negro (Myrcianthes rhopaloides), Symplocos mucronata, mano de osos (Oreopanax bogotensis, Oreopanax incisus), canelo de páramo (Drimys granadensis), calabacillo (Meliosma arenosa), arboloco o camargo (Verbesina crassiramea), amarguero (Critoniopsis bogotana) y duraznillo (Abatia parviflora).

Lianas más o menos gruesas que trepan hasta el dosel incluyen Clematis haenkeana, Smilax kunthii, Smilax domingensis y Valeriana clematitis.

Sobre los árboles crece una cantidad relativamente abundante de epífitas vasculares, que incluyen “quiches” (Tillandsia biflora, Tillandsia complanata, Tillandsia denudata, Tillandsia pastensis, Tillandsia sp., Vriesea sp. nov.), orquídeas (Epidendrum excisum, Epidendrum sp., Pleurothallis cf. bivalvis, Stelis pittieri, Stelis spp., etc.), Peperomia hartwegiana, y helechos (Pleopeltis macrocarpa, Pleopeltis murora, Serpocaulon sessilifolium, Hymenophyllum spp.). Sobre los troncos y rocas sombreados crecen abundantes musgos, hepáticas y líquenes crustáceos, así como algunos helechos, anturios, gesneriáceas, piperáceas y urticáceas, de las mismas especies mencionadas más abajo creciendo en el suelo del bosque.

En el sotobosque son frecuentes árboles más pequeños y plantas arbustivas como tuno esmeraldo (Miconia squamulosa), tuno (Miconia biappendiculata), chucua (Viburnum tinoides), raque (Vallea stipularis), cordoncillos (Piper bogotense, Piper lacunosum, Piper artanthe), chusque (Chusquea scandens), Cybianthus iteoides, yuco (Schefflera bogotensis), granizo (Hedyosmum colombianum), Asplundianthus arcuans, etc.

En el suelo del bosque crecen el anturio (Anthurium oxybelium), piñuela (Greigia stenolepis), pico de loro (Columnea strigosa), cortaderas (Rhynchospora schiedeana, Uncinia hamata), Peperomia spp., Pilea spp., orquídeas (Cranichis ciliata, Cranichis diphylla, Epidendrum decurviflorum, Pleurothallis spp.) y numerosos helechos (Lophosoria quadripinnata, Blechnum cordatum, Dryopteris wallichiana, Pteris haenkeana, Pecluma divaricata, Elaphoglossum spp., Serpocaulon levigatum, Asplenium serra, Asplenium spp.)

A medida que uno asciende las paredes del cañón, se va presentando un área de transición entre este tipo de vegetación húmeda y la vegetación más seca del matorral-rosetal de las laderas expuestas del cañón (ver descripción anterior). Esta área de transición, que recibe más luz en los estratos bajos que el bosque del fondo del cañón, es rica en espesos colchones de musgos y hojarasca, los cuales ocultan los flexibles tallos inclinados de una gran variedad de arbolitos y arbustos.

Aquí estamos en una de las áreas más ricas en orquídeas de la finca. También hay presencia de poblaciones abundantes de interesantes helechos, anturios, gesneriáceas, etc. Es la única área de la finca donde se crecen espontáneamente musgos Sphagnum, el helecho Blechnum schomburgkii con tronco corto, el trompo (Ternstroemia meridionalis), el azuceno (Macrocarpaea glabra), la pequeña ericácea Gaultheria lanígera, la brasicácea de tallos apoyantes Polypsecadium solidagineum y orquídeas como Epidendrum attenuatum, Epidendrum decurviflorum, Lepanthes wageneri, Ornithidium aggregatum, Pleurothallis killipii y Trichosalpinx arbuscula.

RIQUEZA DE ESPECIES: Un área de 1000 m2 de vegetación de este bosque maduro se encontró albergando 105 especies de plantas vasculares, de las cuales la gran mayoría (103 especies) eran nativas propias de bosques y matorrales.

NOTAS SOBRE LA FAUNA
En este hábitat, el bosque más conservado de la finca, pueden encontrarse varios mamíferos. Aquí se desplazan, en búsqueda de frutos y pequeños animales, la chucha (Didelphis pernigra), el cusumbo (Nasuella olivacea) y el zorro (Cerdocyon thous). Es posible que aquí también se encuentren especies raras y esquivas como el tigrillo (Leopardus tigrinus) y borugo o tinajo (Cuniculus taczanowskii), lo cual tendría que confirmarse mediante el uso de cámaras-trampa.

Varias especies de ratas y ratones silvestres (por ejemplo del género Thomasomys) están presentes; algunos con una vida más bien terrestre, otros arborícolas. Es posible que aquí acudan también murciélagos insectívoros de la familia de los vespertiliónidos, que revolotean erráticamente sobre los árboles, capturando insectos voladores nocturnos. Y quizás murciélagos frugívoros, como Sturnira, a alimentarse de frutos de cucubo (Solanum cornifolium) y cordoncillo (Piper bogotense).

La pava de monte (Penelope montagnii) es un ave que ha llegado a la finca en los últimos 5 años, pues antes no se encontraba presente aquí. Parejas o grupitos de tres se observan sobre los árboles de la quebrada alta, consumiendo sus frutos. Pequeñas bandadas mixtas con tiranuelos, tangaras, pinchaflores, gorriones monteses y abanicos, recorren el lugar.

Diversas especies de colibríes (como Colibri coruscans, Coeligena bonapartei y Eriocnemis vestita) acuden a las pequeñas cascadas que hay en la quebrada para bañarse. Otras aves, como las mirlas (Turdus fuscater) también toman sus baños aquí.

Acechando a estas aves se oculta entre la vegetación el azor o gavilán (Accipiter striatus).

En el suelo y ramas más bajas se desplazan aves furtivas aves de sotobosque como los tororois (Grallaria ruficapilla, Grallaria squamigera) y tapaculo (Scytalopus griseicollis).

Hacia los claros y bordes, donde entra más sol, se puede observar una variedad de mariposas que habitan este bosque, como los satirinos Lasiophila circe, Corades chelonis, Corades medeba, Pedaliodes phoenissa y Pedaliodes cf. polusca, todos ellos asociados a las matas de chusque, en las cuales ponen sus huevos y de las cuales se alimentan sus orugas. También se pueden apreciar a la amarilla Leptophobia eleone y la blanca Leptophobia sp., que ponen sus huevos en algunas brasicáceas que crecen en el sector (Cardamine, Polypsecadium).

Revoloteando en el dosel y libando sus flores se observan a la roja y negra Altinote trinacria y a los licénidos (Theclinae) de coloración azul reluciente. Posada sobre hojas bien iluminadas a alturas medias del bosque se observa también a la hermosa mariposa Adelpha corcyra.

Cientos de especies de polillas nocturnas deben poblar el área, pero este grupo aún no ha sido estudiado en la finca.

Con esta abundancia de mariposas y orugas, las grandes moscas parasitoides de la familia de los taquínidos son abundantes. Estas moscas son, además, polinizadores claves de varios árboles, arbustos y trepadoras del bosque.

Visitando las flores del dosel del bosque se ven también al abejorro amarillo y negro (Bombus hortulanus) y a la introducida abeja doméstica (Apis mellifera).

En la sombra del sotobosque, los troncos muertos ofrecen refugio y sitio de alimentación a escarabajos de la madera (Passalidae y otras familias). Entre la hojarasca se encuentra una gran variedad de invertebrados, por ejemplo Collembola, Diplura, Carabidae, etc.

En la quebrada se encuentra en único hábitat acuático de la finca. El agua corriente, que la mayor parte del año no es muy abundante (llegando casi a desaparecer durante las temporadas más secas), es, de todos modos, limpia y oxigenada. En ella se encuentran larvas de odonatos, efímeras (Ephemeroptera), frigáneas (Trichoptera), anfípodos del género Hyalella (animalitos parecidos a pequeños camarones) y gusanos gordianos (Gordioida), todos ellos indicadores de buena calidad del agua.

AFINIDADES CON OTRAS LOCALIDADES: Otras localidades de bosques altoandinos maduros y húmedos situados entre 2800 y 3300 m de elevación que he visitado en las tres cordilleras (por ejemplo en Belén (Boyacá), las veredas La Laja y Sabaneta del municipio de San Francisco (Cundinamarca), el corregimiento de Santa Lucía en el municipio de Tuluá (Valle del Cauca) y el alto de Ventanas arriba de Jardín (Antioquia) tienen claras similitudes con la vegetación de la quebrada alta de la finca El Cerro.

En todas estas localidades el dosel está dominado por una combinación de árboles pertenecientes a las familias de las lauráceas, cunoniáceas, clusiáceas, melastomatáceas, mirtáceas, podocarpáceas, rosáceas, araliáceas, clorantáceas y winteráceas.

Lo único es que en cada región las especies de estas familias varían. Por ejemplo, en la finca El Cerro, las lauráceas están representadas por Ocotea calophylla y Persea mutisii. En Belén, por Ocotea sericea. En San Francisco, por Aiouea dubia, Ocotea calophylla, Ocotea pedicellata y Persea mutisii. En Tuluá por Ocotea heterochroma y Persea mutisii. En Jardín por Ocotea smithiana y Rhodostemonodaphne laxa.

En la finca El Cerro, así como en Belén y San Francisco, las cunoniáceas están representadas por Weinmannia tomentosa. En Tuluá por Weinmannia tolimensis. En Jardín, por Weinmannia cf. balbisiana.

En la finca El Cerro, las clusiáceas están representadas por Clusia elliptica. En Belén y San Francisco por esta misma Clusia elliptica y por Clusia multiflora. En Tuluá no registré especies de esta familia botánica. En Jardín por Clusia magnifolia y Clusia multiflora.

En la finca El Cerro, las melastomatáceas del dosel están representadas por Axinaea macrophylla. En Belén por Meriania brachycera. En San Francisco por Axinaea scutigera, Meriania aguaditensis y Tibouchina lepidota. En Tuluá por Axinaea macrophylla. En Jardín por Meriania cf. tomentosa y Tibouchina lepidota.

En la finca El Cerro las mirtáceas están representadas por Myrcianthes rhopaloides. En Belén no registré miembros de esta familia botánica. En San Francisco por Myrcianthes rhopaloides. En Tuluá por Myrcianthes rhopaloides. En Jardín no registré miembros de esta familia botánica.

En la finca El Cerro las podocarpáceas están representadas por Prumnopitys montana. En Belén no encontré miembros de esta amenazada familia de árboles. En San Francisco por Prumnopitys montana y Podocarpus oleifolius. En Tuluá por Podocarpus oleifolius. En Jardín no encontré miembros de esta amenazada familia de árboles, que han sido erradicados de muchas localidades por su excelente madera.

En la finca El Cerro las rosáceas están representadas por Prunus buxifolia. En Belén no encontré miembros de esta familia botánica. En San Francisco por Prunus buxifolia y Prunus integrifolia. En Tuluá por Prunus falcata. En Jardín por Prunus integrifolia.

En la finca El Cerro las araliáceas están representadas por Oreopanax bogotensis, Oreopanax incisus y Schefflera bogotensis. En Belén por Oreopanax sp. y Schefflera trianae. En San Francisco por Oreopanax sp. y Schefflera bogotensis. En Tuluá por Oreopanax cf. bogotensis y Oreopanax sp. En Jardín por Schefflera trianae.

En la finca El Cerro las clorantáceas están representadas por Hedyosmum colombianum. En Belén, San Francisco y Tuluá por especies no determinadas de Hedyosmum. En Jardín por Hedyosmum cf. colombianum.

En la finca El Cerro, así como en Belén, San Francisco, Tuluá y Jardín, las winteráceas están representadas por Drimys granadensis.

Una característica que hace especial a los bosques de Belén es la dominancia de roble (Quercus humboldtii) creciendo a gran elevación (hasta 3500 o más metros sobre el nivel del mar). Mientras que en los demás bosques descritos no se encuentra esta especie.

Una característica especial de los bosques de Tuluá es la presencia de palma de cera (Ceroxylon parvifrons) en ellos. En Jardín también se detectan palmas de cera (Ceroxylon quindiuense, Ceroxylon vogelianum). Mientras que en la finca El Cerro no hay palmas.

En los bosques de la finca El Cerro no se encuentran rubiáceas en el dosel del bosque. Mientras en los bosques altoandinos de San Francisco y Jardín sí se encuentran especies de quinas (Cinchona, Ladenbergia).

Otra familia botánica ausente de los bosques de la finca El Cerro (pero sí presente en bosques cercanos a elevaciones algo mayores) es la de las bruneliáceas. En Subachoque representada por la especie Brunellia propinqua. En Belén también se encuentra esta misma Brunellia propinqua. En San Francisco se encuentra Brunellia acutangula. En Tuluá Brunellia goudotii. Y en Jardín Brunellia penderiscana.

Son interesantes también las coincidencias (y diferencias) que se encuentran entre las especies de sotobosque que habitan estos cinco bosques altoandinos. Por ejemplo, en todos los bosques hay chusque (Chusquea), pero las especies de este bambú altoandino pueden ser distintas en cada lugar. En la finca El Cerro se encuentra Chusquea scandens. En Belén Chusquea sp. En San Francisco Chusquea scandens y Chusquea sp. En Tuluá Chusquea scandens. En Jardín Chusquea londoniae y Chusquea uniflora.

En los bosques semihúmedos de Subachoque se encuentra apenas 1 especie de Anthurium nativa. Mientras que en los vecinos bosques nublados de San Francisco, a elevaciones equivalentes, pueden hallarse 3 especies. Y en los húmedos bosques de Antioquia, alrededor de 8 especies.

Además del canelo de páramo (Drimys granadensis) mencionado arriba, en todos los 5 bosques mencionados pueden encontrarse las siguientes especies de plantas: helechos (Blechnum cordatum, Lophosoria quadripinnata), Munnozia senecionidis, pico de loro (Columnea strigosa), orquídea (Elleanthus maculatus). En la finca El Cerro no se encuentra la pequeña rubiácea Nertera granadensis, pero sí en otros bosques cercanos, situados a mayor elevación. Esta Nertera se encuentra asimismo presente en los bosques de Belén, San Francisco, Tuluá y Jardín.

Publicado el septiembre 12, 2020 06:46 TARDE por mateohernandezschmidt mateohernandezschmidt

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