Orquídea

Acianthera polystachya

Historia natural 3

INTRODUCCIÓN
Sobre las gruesas hojas de esta orquídea epífita se desarrollan, una tras otra, pequeñas flores de color anaranjado. En la finca El Cerro es una especie escasa, que crece sobre todo en el bosque de encenillos de la parte alta de la montaña.

DISTRIBUCIÓN
Andes de Venezuela a Bolivia, tepuyes del sur de Venezuela, norte de Brasil y las Guayanas. En Colombia presente en las cordilleras Oriental y Central, entre 1300 y 3200 m de elevación.

CONSTITUCIÓN, COMPORTAMIENTO Y MOVIMIENTOS
Las raíces, como las de muchas orquídeas epífitas, están cubiertas por una especie de “piel” blanca (velamen), la cual tiene la capacidad de absorber agua en forma muy rápida cada vez que llueve. De esta manera, la planta puede tomar el agua que moja los troncos y ramas sobre los que crece antes de que se escurra y evapore.

Las hojas son gruesas, almacenando agua y nutrientes dentro de sus tejidos. Estas son reservas importantes, ya que en las cortezas sobre las que la planta se desarrolla no hay mucha materia orgánica disponible, los nutrientes son escasos y el agua desaparece poco después de las lluvias.

Estas hojas tienen un sabor algo ácido; si se las sigue masticando un rato, empiezan a saber amargo.

En orquídeas de este género, se ha detectado que las plantas tienen la capacidad de cerrar sus poros (estomas) y “contener la respiración” durante el día, para así evitar pérdidas de agua por evapotranspiración. Durante el día, como no pueden tomar carbono de la atmósfera, hacen la fotosíntesis con carbono almacenado en sus tejidos en forma de ácido málico. En la noche, abren sus poros, respiran y toman nuevo carbono, el cual guardan para el día siguiente. Este metabolismo, compartido con especies adaptadas a ambientes extremos como los cactus y crásulaceas, es conocido como CAM (por sus siglas en inglés, metabolismo ácido de las crasuláceas) (Silvera et al. 2009).

Como sucede con muchas orquídeas, la polinización de esta especie es un evento poco frecuente. La mayoría de las flores se marchitan y no desarrollan frutos. Los pocos frutos que se desarrollan, sin embargo, alojan inmensas cantidades de diminutas semillas en su interior.

Cuando maduran, estos frutos se rajan por los lados, liberando miles de semillas como polvo, las cuales son llevadas por las corrientes de aire.

Al igual que en el resto de orquídeas, las semillas no traen reservas de nutrientes almacenadas en ellas. Las semillas, cuando aterrizan en un sitio adecuado, no tienen la capacidad de germinar por sí solas. Cada semilla que vaya a germinar requiere que en el lugar haya un hongo especial que la “adopte”, se conecte con el embrión y le dé de comer. Cuando esto ocurre, se empieza a formar una pelotica verde, fotosintética, conocida como “protocormo”. Con los meses, el protocormo forma la primera hoja, las primeras raíces; y de ahí sigue desarrollándose la orquídea hasta ser adulta. A lo largo de toda su vida, la orquídea puede alojar dentro de sus tejidos al hongo que la ayudó a nacer.

CRECIMIENTO Y LONGEVIDAD ESTIMADA
La planta crece lentamente. Desde su germinación hasta que es adulta y produce la primera flor, pueden pasar, en condiciones naturales (sin iluminación artificial ni abonos), un estimado de 10-15 años. Como sucede con muchas orquídeas epífitas y rupícolas, la planta es muy longeva; puede vivir un estimado de 50-100 años e incluso más. Es más probable que la planta muera porque la rama o el árbol sobre el que crece se desploman o porque cambian las condiciones de luz y humedad de su hábitat, a que lo haga por muerte natural.

ORGANISMOS ASOCIADOS
Las raíces alojan hongos micorrícicos.

En la literatura se ha registrado que las flores de especies de Acianthera son polinizadas por moscas de las familias Chloropidae, Otitidae, Phoridae y Ulidiidae. Además, estas flores son visitadas por otras moscas que no la polinizan (p. ej. Calliphoridae, Muscidae, Sarcophagidae) (Borba et al. 2001, Pansarin et al. 2016).

PROPAGACIÓN
La propagación in vitro por semillas es la más adecuada para la multiplicación masiva de la mayoría de orquídeas. De todas formas, no es sencilla, ya que requiere condiciones especiales de medios de siembra, esterilidad y aporte de nutrientes o de hongos micorrícicos que hacen que la siembra de estas plantas suela quedar por fuera de las actividades de los no especialistas. Para el que quiera experimentar, vale la pena leer un poco al respecto ¡y atreverse!

Para restauraciones a pequeña escala, se pueden rescatar plantas de ramas y troncos que hayan caído al suelo luego de los aguaceros. O se pueden dividir con cuidado plantas con muchos tallos, tratando de dejar la planta original en el lugar donde crece, quitándole sólo una porción y tratando de causarle el menor daño posible.

Las plantas rescatadas o divididas se amarran a un tronco o rama que tenga condiciones lo más parecidas de luz, humedad y sustrato al sitio donde se las recogió. Se recomienda plantarlas sobre todo en un matorral o bosque nativo de varias décadas de edad; donde el ambiente esté relativamente estable y no haya un crecimiento vigoroso de plantas pioneras, trepadoras, etc., que puedan cambiar las condiciones de luz y ahogar a las orquídeas. Los matorrales y bosques ideales para plantar orquídeas como ésta suelen estar situados en laderas con suelos ácidos, pedregosos y relativamente pobres en nutrientes, donde la vegetación leñosa es vieja y, al mismo tiempo, por las condiciones del suelo, no crece excesivamente alta ni produce demasiada sombra.

Los ejemplares se plantan sobre ramas o troncos cubiertos de musgos y líquenes, especialmente donde ya crezcan otras orquídeas y helechos epífitos. Para plantarlos, se los puede amarrar firmemente con cuerda de cabuya, la cual es una fibra natural que al cabo de un año se descompone y no termina apretando ni perjudicando a la rama o tronco del árbol. En el curso de los meses que dura la cuerda, la planta tiene suficiente tiempo para producir raíces y agarrarse por sí sola. Es clave que, al plantar la orquídea, ésta quede amarrada en forma bien firme sobre la rama; que no quede floja, ya que de esto depende que la planta pueda prender y prosperar.

Esta especie, como la mayoría de orquídeas epífitas, prospera mejor con luz abundante, filtrada por algo de follaje del bosque, en un sitio donde incluso le pueda entrar un poco de sol directo por un par de horas en el día. Hay que buscar ese punto intermedio y evitar los excesos de sombra y de sol.

Para restauración ecológica, se recomienda plantar al menos tres ejemplares cerca unos de otros, para favorecer que, cuando se desarrollen, pueda haber polinización cruzada, producción de semillas y el establecimiento de una nueva población.

EJEMPLOS DE FLORA ACOMPAÑANTE
Orquídeas (Epidendrum bivalve, Lepanthes monóptera, Pleurothallis talpinaria), quiches (Tillandsia biflora, Tillandsia denudata), helechos (Pleopeltis macrocarpa, Pleopeltis murora).

LITERATURA CITADA
Borba, E.L. & Semir, J. 2001. Pollinator specificity and convergence in fly-pollinated Pleurothallis (Orchidaceae) species: a multiple population approach. Annals of Botany 88: 75-88.

Pansarin, E., Pansarin, L.M., Martucci, M.E.P., & Gobbo-Netto, L. 2016. Self-compatibility and specialization in a fly-pollinated Acianthera (Orchidaceae: Pleurothallidinae). Australian Journal of Botany 64: 359-367.

Silvera, K., Santiago, L.S., Cushman, J.C. & Winter, K. 2009. Crassulacean acid metabolism and epiphytism linked to adaptive radiations in the Orchidaceae. Plant Physiology 149 (4): 1838-1847.

Fuentes y Créditos

  1. (c) Mateo Hernandez Schmidt, todos los derechos reservados, subido por Mateo Hernandez Schmidt
  2. (c) Luis Pérez, algunos derechos reservados (CC BY), http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Acianthera_polystachya_Flickr._001_-_cropped.jpg
  3. (c) Mateo Hernandez Schmidt, algunos derechos reservados (CC BY-SA)

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